lunes, 22 de julio de 2013

DIRECTORES: Marcel Carné

La alquimia del realismo poético
París 1909 - 1996

Marcel Carné vivió un período más brillante entre 1936 y 1946, en concreto con El muelle de las brumas (1938), Amanece (1939) y Los niños del paraíso (1945). Durante esos años mantuvo una intensa colaboración con el poeta Jacques Prévert, que firmó los guiones y los diálogos de siete de sus películas. 


La única película en la que Jackques Prévert no intervino, Hotel del Norte (1938), permite evidenciar los puntos en común entre Carné y el poeta: una cierta vena poética, el anticonformismo, el juego con los arquetipos y un interés por los marginados, pero también la atracción del cineasta por el drama y la capacidad para crear una determinada atmósfera, la minuciosidad de la puesta en escena. Esta brillante serie de películas se verá también enriquecida por la aportación excepcional de los decorados de Alexandre Trauner (incluidos aquellos que diseñó cuando era perseguido durante la guerra), por unas fantásticas imágenes debidas a unos técnicos formados por el mejor cine alemán (Eugene Schüfftan para El muelle de las brumas, y Curt Courant para Amanece). Todos los ingredientes de la alquimia del "realismo poético" a la francesa se ven reunidos, con unos actores más representativos: Jean Gabin y la principiante Michèle Morgan en El muelle de las brumas, Arletty, que abandona su imagen de chica atrevida para adoptar las figuras estilizadas de Los visitantes de la noche (1942) y de Los niños del paraíso, Jules Berry, Jean-Louis Barrault, Pierre Brasseur...

Mientras el largometraje de Carné La malquerida (Jenny) (1936) constituye un melodrama intensificado por la sensibilidad del realizador y las aportaciones de Prevert, Un drama singular (1937) es una obra maestra de la comedia, adaptación de una divertida novela inglesa de la que Prevert ha sabido sacar hábilmente partido. El tono burlesco, absurdo, permite un brillante ejercicio interpretativo, como el famoso duo Michel Simon-Louis Jouvet (sin olvidar a Jean-Louis Barrault, angelical asesino de carniceros). Sin embargo, la película fue muy mal acogida tras su estreno, tanto por la crítica como por el público. En 1938, El muelle de las brumas se convierte en la película fundacional de ese estilo "realista-poético" que tanta influencia ejercería sobre el cine francés. El encuentro entre el desertor y la joven perdida permite que el estilo siente sus bases. Lo volveremos a encontrar en Amanece, un relato innovador por su construcción mediante flash-back. Mientras Los visitantes de la noche, filmado durante la ocupación, se orienta voluntariamente hacia lo mítico y lo simbólico, Los niños del paraíso supone la culminación de este itinerario. Este monumento del cine francés juega inteligentemente con la reconstrución del antiguo Boulevard del Crimen y con la acumulación de espectáculos: pantominas que doblan las escenas vistas por el espectador, largos monólogos de escritura rigurosa, la puesta en escena de un melodrama en el seno del realto, la alianza narrativa de personajes de ficción -entre ellos los papeles secundarios tan característicos de Prévert- y de figuras históricas, como el mimo Deburau, el actor Frédérick Lemaître o el malvado Lacenaire. Esta película, tan atenta a los rostros y a las miradas, seduce por su emoción, por su lirismo sereno, por sus movimientos de masas y por la ligereza de la cámara. Representa el punto culminante de la colaboración Carné-Prévert y de un cine popular sin concesiones.

"La atmósfera y los personajes tienen para mí más importancia que la propia intriga": esta afirmación de Carné constituye una de las claves de su cine, basado en al articulación del decorado y del estado psicológico de los protagonistas. En 1950, Juliette o la llave de los sueños muestra la continuidad de su obra, ofreciendo su ilustración más barroca.

El profundo romanticismo de Hotel del Norte no tiene nada de afectado, al contrario: por sus palabras de autor y su origen (la literatura populista), explica los ecos del contexto social, al igual que en Amanece. Las puertas de la noche (1946), realizado nada más acabar la guerra, refleja también la atmósfera de la época. Otras películas de Carné tuvieron menos fortuna, como es el caso de Los tramposos (1958), variación sobre Romeo y Julieta en la que los jóvenes protagonistas se enfrentan a nuevas prohibiciones en el marco del Saint-Germain-des-Prés parisino de los años 50. La simplicación rozando el maniqueismo resultaba más creíble con Prevert... Otras películas menos conocidas, como Aire de París (1954), albergan observaciones muy acertadas sobre los medios descritos en el marco de un proyecto puramente novelesco. Finalmente, no tuvo éxito en su incursión en el cine comprometido (Los asesinos del orden, 1971), aunque demostró sus sólidas cualidades como realizador en su ingeniosa adaptación de Teresa Raquin (1953), de Zola, y en su versión de Tres habitaciones en Manhattan (1965), de Simenon.

FILMOGRAFÍA
1936 - La malquerida (Jenny)
1937 - Un drama singular (Drôle de drame)
1938 - Hotel del Norte (Hôtel du Nord)
1938 - El muelle de las brumas (Le Quai des brumes)
1939 - Amanece (Le Jour se lève)
1942 - Los visitantes de la noche (Les visiteurs du soir)
1945 - Los niños del paraíso (Les enfants du paradis)
1946 - Las puertas de la noche (Les Portes de la nuit)
1947 - La fleur de lage (inacabada)
1950 - La Marie du Port
1950 - Juliette o la llave de los sueños (Juliette ou La clef des songes)
1953 - Teresa Raquin (Thérèse Raquin)
1954 - Aire de París (L'air de Paris)
1956 - El vencedor de felicidad
1958 - Los tramposos (Les tricheurs)
1960 - El solar (Terrain Vague)
1962 - Du mouron pour les petits oiseaux
1965 - Tres habitaciones en Manhattan (Trois chambres à Manhattan)
1968 - Les jeunes loups
1971 - Los asesinos del orden (Les assassins de l'ordre)
1974 - La merveilleuse visite
1977 - La bible

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