domingo, 21 de julio de 2013

DIRECTORES: William Wyler

Un cineasta puro
Mulhouse 1902 - Los Ángeles 1981

Meticuloso y atento, William Wyler es un cineasta capaz de aplicar su técnica impecable a temas muy diversos. Su tío, Carl Laemmle, director de Universal, le propone trabajar para el cine. Tras realizar durante mucho tiempo películas de serie, Wyler empiza a destacar a principios de la década de 1930 por obras cada vez más ambiciosas. Su fama llegará a su cumbre en la época de su colaboración con Samuel Goldwyn (ocho películas, de 1936 a 1946).


A traves del western, a principios del cine hablado, intenta ir más allá de la pelicula de serie. A medio camino entre la rutina y la ambicion, The Storm y Santos del infierno (1930) revelan un talento sólido. Cuando Wyler regresa al género, siempre es para llevarlo hasta el límite. El forastero (1940) representa sin duda alguna la frontera extrema del surwestern, más allá de la cual se entra en el esquematismo o bien la abstracción austera. La película, notable, no sobrepasó esos límites. Volverá al concepto de surwerstern, con Horizontes de grandeza (1958), en la que los ingredientes tradicionales se ven a un tiempo prolongados en el tiempo y monumentalizados en el espacio: la consecuencia es un hieratismo teatral fascinante.

Aunque supo poner su saber hacer al servicio de la superproduccion (Ben-Hur, 1959), William Wyler se forjó ante todo fama de psicólogo, especializado en adaptaciones de prestigio, preferentemente teatrales. A menudo se atrinchera en espacios cerrados (El abogado, 1933; El coleccionista, 1965). Otras, su comprensión de los personajes femeninos le permite "desprenderse" con fortuna de un cierto academismo: Margaret Sullavan interpreta con gracia y talento a Una chica angelical (1935), mientras que Bette Davis le inspira tres películas notables (Jezabel, 1938; La carta, 1940; La loba, 1941) y Olivia De Havilland logra bordar ese sutil retrato de la frustración que es La heredera (1949, una de las adaptaciones para la gran pantalla más acertadas del espíritu de Henry James). En cambio, algunos de los clichés de La señora Miniver (1942) demuestran que Wyler no siempre puede liberarse de los códigos del star system. Algunas de sus mejores películas son Desengaño (1936), en la que brilla Walter Huston; Funny Girl (1968), protagonizada por Barbra Streissand, y la admirable Carrie (1952), con la brillante interpretación de Laurence Olivier y Jennifer Jones.

William Wyler es altamente dependiente de los actores, del guión y de la fotografia. muchas de sus películas de los años 1936-1946 no habrían existido sin la participación de Gregg Toland. Gracias a la complicidad con este último, contribuye, al mismo tiempo que Orson Welles, a un auténtico redescubrimiento del potencial de la profundidad de campo. La loba es, desde este punto de vista, magistral. Pero la obra maestra de Wyler sigue siendo sin duda alguna Los mejores años de nuestras vida (1946), perfectamente representativa de su talento y de su estilo, aunque también la única película totalmente influenciada por su época.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...