miércoles, 14 de agosto de 2013

DIRECTORES: Stanley Kubrick

Un cineasta de leyenda
Nueva York 1928 - Harpenden 1999

Stanley Kubrick es el único cineasta de su generación que ha conseguido forjarse una leyenda: la del genio obsesivo, recluido en su madriguera, de la que sólo sale cada diez o quince años para dirigir una película que entra a formar parte inmediatamente de la historia del cine.



Este neoyorquino precoz se da a conocer muy pronto como fotógrafo (para el prestigioso Look Magazine). Apasionado por la técnica, realiza un documental sobre un boxeador, Day of the Fight. Filma un nuevo documental en condición de independiente (The Flying Padre) y una película de ficción, Fear and Desire (1953), de la que renegará posteriormente.

Gracias a un préstamo, logra financiar el pequeño presupuesto de El beso del asesino (1955), con guión de película negra, que filma en decorados reales de Nueva York. La calidad de la fotografía, sus claroscuros contrastados según la moda expresionista, sus movimientos de cámara sinuosos, revelan su excepcional temperamento. Apenas tiene veintiocho años cuando realiza su primera película "en el sistema". Atraco perfecto (1956) es también una película policíaca que se inspira en los clásicos (su actor protagonista, Sterling Hayden y el principio de la explicación de un secuestro destinado al fracaso han sido tomados prestados de La jungla de asfalto, de John Huston). Pero propone igualmente un malabarismo virtuoso con la cronología (de la que se serviría Tarantino para Reservoir Dogs), así como un tratamiento visual virtuoso, que llega a atrapar los rostros al límite de la deformación caricaturesca, un sello reconocible en el cineasta hasta su última película (el vendedor de disfraces en Eyes Wide Shut, 1999).

El actor Kirk Douglas, por aquel entonces muy predispuesto a dar una primera oportunidad a jóvenes talentos, lo elige para un proyecto atrevido, Senderos de gloria (1957), que trata sobre los motines en el ejército francés durante la primera guerra mundial. La película, rodada en Europa, recibe una acogida de la crítica muy favorable, aunque en Francia no se atreven a estrenarla antes de 1975 por temor a la comisión de censura. Kubrick demuestra su condición de cineasta completo y de casta: el tema es tratado con fuerza y dignidad, la interpretación es uniformemente excepcional y el dominio estético impactante (los interminables travellings en las trincheras).

Retrato de un joven Stanley Kubrick.

Kubrick es alejado de la dirección del western El rostro impenetrable por su productor e intérprete, Marlon Brandon. En ese mismo momento, Kirk Douglas está produciendo una película histórica de gran presupuesto, Espartaco (1960), y se enfrenta al cansancio del cineasta inicialmente contratado, Anthony Mann. Le pide a Kubrick que lo sustituya. El joven realizador acomete con brillantez la tarea asignada y consolida su reputación: es perfectamente capaz de llevar a cabo un encargo y de convertirlo en mucho más que un producto manufacturado. Habiendo demostrado su valía y su profesionalidad, Kubrick, a quien no le gusta demasiado Hollywood, abandona Estados Unidos y se instala en Reino Unido.

A partir de entonces, Kubrick trabajará únicamente en proyectos personales, producidos y realizados con entera libertad. Ya ha colaborado con Jim Thompson y Calder Willingham. Le gusta recurrir a guionistas excepcionales, a escritores. Por ello, le pide a Vladimir Nabokov que adapte su propia y controvertida novela, Lolita (1962). En Reino Unido, Kubrick reconstruye la América provinciana y suburbana de la obra. Una proeza que repetirá más adelante con El resplandor (1980) y con Eyes Wide Shut (1999), proponiendo una América mental más auténtica que la real.

Cada película de Stanley Kubrick se convierte en un acontecimiento (y probablemente sea concebida como tal por el autor). El director finge aceptar algunas estructuras de género: la comedia (¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, 1963), la película futurista (2001: Una odisea del espacio, 1968), la película de terror (El resplandor, 1980), la película histórica (Barry Lyndon, 1975), la película bélica (La chaqueta metálica, 1987). Pero en cada una de ellas propone una visión novedosa: los que vendrán después se verán obligados a medirse con respecto a su modelo. Así, centrándonos en el género futurista, sin duda existe un antes y algún después de 2001: Una odisea del espacio: no es tanto la perfección de los efectos especiales lo que impacta, sino su credibilidad. Mientras La naranja mecánica (1971), sintomática de una época, sigue siendo un fenómeno aislado, y Barry Lyndon sienta un precedente y una referencia absoluta en el ámbito de la película histórica. Sus obras, aparentemente dispares, representan la visión (una palabra de lo más apropiada teniendo en cuenta que Kubrick parece fascinado por la mirada de la cámara) de su autor: filósofo, Kubrick interroga, pero no aporta respuestas. Desde el siglo XIII al futuro, pasando por la guerra de Vietnam, plantea los mismos interrogantes sobre el devenir del ser humano.

Su obra concluye con una meditación sobre la pareja, Eyes Wide Shut (1999). Película enigmática, como sucede a menudo con Kubrick, pero también película universal en la que el hombre y la mujer, atenazados por sus incertidumbres, se convierten en figuras emblemáticas, como en Amanecer de F. W. Murnau.  

FILMOGRAFÍA
1953 - Fear and Desire
1955 - El beso del asesino (Killer's Kiss)
1956 - Atraco perfecto (The Killing)
1957 - Senderos de gloria (Paths of Glory)
1960 - Espartaco (Spartacus)
1962 - Lolita
1963 - ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú (Dr. Strangelove)
1968 - 2001: Una Odisea del espacio (2001: A Space Odyssey)
1971 - La naranja mecánica (A Clockwork Orange)
1975 - Barry Lindon
1980 - El resplandor (The Shining)
1987 - La chaqueta metálica
1999 - Eyes Wide Shut

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