viernes, 16 de agosto de 2013

DIRECTORES: Tod Browning

El ángel de lo extraño
Louisville 1882-Santa Mónica 1962

Cineasta prolífico, marcado por su fructífera colaboración con el actor Lon Chaney, la figura de Tod Browning es indisociable de La parada de los monstruos (1932), una película difícilmente clasificable, un melodrama sobre el circo que la visión dolorosa y singular del realizador precipita hacia lo fantástico, sin que en ningún momento se aluda a lo sobrenatural. Browning se muestra sobre todo fascinado por lo extraño, que logra humanizar gracias a su sentido de lo patético.


Tod Browning se escapa de casa de sus padres para ganarse la vida en las barracas de las ferias. En un principio actor, se convierte en ayudante de D. W. Griffith y después codirige, en 1917, Jim Bludso. En 1919, en The Wicked Darling, conoce el actor cuyo universo prolonga y delimita el suyo, Lon Chaney, con quien rodará diez películas. Sus mejores títulos, a menudo interpretados por Priscilla Dean, constituyen algo así como un aprendizaje, antes de que la extrañeza de su mundo acabe afirmándose brillantemente en El trío fantástico (1925), su primera realización MGM con Chaney como estrella. Esta película negra, que transcurre en el ambiente predilecto de Browning, las barracas de feria, sorprende por su singularidad y por la extravagancia de los personajes y de las situaciones. Lon Chaney se convertirá para Browning en un instrumento de sueño, con el que preserva a la vez lo patético, lo cómico y lo secreto de su universo.

Browning ironiza constantemente sobre la relatividad de lo moral, de la normalidad y del sentido común. En su universo de falsas apariencias, incluso la deformidad física puede ser tan sólo una ilusión. En Maldad encubierta (1926), el malo tiene un cuerpo sano, mientras que el bueno es deforme: pero el final nos revela que forman uno solo... Volvemos a encontrar este caos moral en Garras humanas (1927) o en La sangre manda (1926). Su contenido mistificador y polémico contrasta con su realización discreta y sobria. Su belleza es sorda y misteriosa, aparece a continuación de un plano, ya sea a modo de contraste deslumbrante (el esqueleto pivotante que revela el rostro angelical de una mujer joven, en Los pantanos de Zanzíbar, 1928), ya sea a modo de detalle clavado con fuerza (Lon Chaney traicionándose al final de El trío fantástico), o surgiendo de un ambiente eficazmente acotado (el music-hall de Maldad encubierta). En la obra de Browning la economía de medios resulta especialmente intrigante. Algunos rostros caricaturescos en primer plano son suficientes para situar a Maldad encubierta bajo el signo de Dickens. Una choza en una jungla de estudio parece de repente húmeda e irrespirable (Los pantanos de Zanzíbar; Oriente, 1929). La perspectiva ficticia de los tejados nocturnos crea súbitamente un desfase poético inesperado (El palacio de las maravillas, 1927). Algunas paredes desnudas bastan para atrapar al personaje en la trampa del destino (Garras humanas).

Aunque nadie se diera cuenta inmediatamente debido al éxito de Dracula (1931), el sonoro supuso el fin de este cineasta único. El esplendor de la fotografía de James Wong Howe en La marca del vampiro (1935) no logra ocultar que el clima de las películas de Browning ha quedado ya reducido a pura retórica. Necesitará un reparto bastante anónimo pero excepcional para recuperar, intacto, el dinamismo de su inspiración (La parada de los monstruos). Queda sobre todo Muñecos infernales, de 1936, una difícil proeza de melodrama fantástico-mágico: Browning trabaja aquí con actors a la medida de su desmesura. Lionel Barrymore, casi tan turbador como Lon Chaney, bajo su disfraz de ancianita asesina, y Rafaella Ottiano, la increíble hada malvada, con la cabellera atravesada por un rayo blanco, encuentran el tono exacto buscado por Browning. En cuanto a él, jugando con los decorados, recupera el poder de deslumbramiento que el cine hablado le había arrebatado la mayor parte del tiempo.

Su última película, Miracles for Sale (1939), repleta de detalles personales, quedará sorprendentemente privada de esta dimensión inusual. La obra de Browning sigue siendo una de las más insólitas de la historia del cine.

FILMOGRAFÍA
1917 - Jim Bludso
1917 - A Love Sublime
1917 - Hands Up!
1917 - Peggy the Will-o'-the-Wisp
1917 - The Jury of Fate
1918 - The Eyes of Mistery
1918 - Which Woman
1918 - The Deciding Kiss
1918 - Revenge
1918 - The Legion of Death
1918 - The Brazen Beauty
1918 - Set Free
1919 - The Unpainted Woman
1919 - The Wicked Darling
1919 - The Exquisite Thief
1919 - A Petal on the Current
1919 - Bonnie Bonnie Lassie
1920 - La virgen de Estambul (The Virgim of Stamboul)
1921 - Outside the Law
1921 - No Woman Knows
1922 - The Wise Kid Man Under Cover
1922 - Bajo dos banderas (Under Two Flags)
1923 - Drifting
1923 - El tigre blanco (White Tiger)
1923 - The Day of Faith
1924 - Dangerous Flirt
1924 - Silk Stocking Sal
1925 - El trío fantástico (The Unholy Three)
1925 - The Mystic
1925 - Dollar Down
1926 - Maldad encubierta (The Black Bird)
1926 - La sangre manda (The Road to Mandalay)
1927 - El palacio de las maravillas (The Show)
1927 - Garras humanas (The Unknow)
1927 - London After Midnight
1928 - Los antros del crimen (The Big City)
1928 - Los pantanos de Zanzíbar (West of Zanzibar)
1929 - Oriente (Where East is East)
1929 - The Thirteenth Chair
1930 - Fuera de la ley (remake de Outside the Law)
1931 - Drácula
1931 - The Iron Man
1932 - La parada de los monstruos (Freaks)
1933 - Perdone, señorita (Fast Workers)
1935 - La marca del vampiro (Mark of the Vampire)
1936 - Muñecos infernales (The Devil Doll)
1939 - Miracles for Sale

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