TÍTULO ORIGINAL: Un chien andalou
AÑO: 1929
DURACIÓN: 17 minutos
PAÍS: Francia
DIRECTOR: Luis Buñuel
GUIÓN: Luis Buñuel, Salvador Dalí
PRODUCCIÓN: Luis Buñuel
FOTOGRAFÍA: Albert Duverger (blanco y negro)
MÚSICA: Wagner y tango argentino,
en la versión sonorizada de 1960
INTÉRPRETES: Simone Mareuil (la mujer),
Pierre Batcheff (el hombre),
Luis Buñuel (el hombre de la navaja)
GÉNERO: drama // surrealismo /
cine experimental / cine mudo /
película de culto / mediometraje
Para el surrealismo, el cine es un vehículo ideal de poesía y de subversión. Buñuel es la demostración sorprendente de ello desde su primer film.
ARGUMENTO
Había una vez... un hombre que, en una habitación, seccionó con una navaja el
ojo de su compañera. Ocho años después: en otra habitación, un joven,
excitado por el espectáculo de la calle, desea a una mujer; pero
arrastra tras él demasiados vestigios del pasado... Hacia las tres de la
mañana, llaman a la puerta: el joven es puesto en penitencia por su
doble. Seis años después: había un escolar con sus libros. Pero los
libros pueden matar. Él dispara contra el intruso, que muere en un
jardín. El deseo resurge... insatisfecha, la dama parte a reunirse con
otro amante, que la espera en una playa. En la primavera, serán
devorados por los insectos.
COMENTARIO: la lógica acorralada
La lectura de este resumen muy aproximativo (que no obstante respeta los
puntos de referencia temporales previstos en el guión) demuestra que
Luis Buñuel y su coguionista, el pintor Salvador Dalí, no han buscado
ninguna coherencia, haciendo bascular la lógica a placer y dejándose
llevar por sus fantasmas. "Totalmente inhabitual, provocador, sin
encontrar su lugar en ningún sistema de producción", como lo reconoció
lealmente Buñuel, este film, como todos los exégetas han señalado, es el
equivalente cinematográfico de la escritura automática del surrealismo,
del cual los autores eran miembros activos. Significó un gran éxito
motivado por la curiosidad. A la luz del por entonces reciente
psicoanálisis, resultaba divertido descifrar la película. Pero el título
mismo es enigmático: en este film no hay ninguna referencia a
Andalucía, y el perro es invisible ("sin embargo, tened cuidado,
¡muerde!", dirá Jean Vigo).
Abundan los gags visuales y
las bromas privadas: el tintineo de un timbre es reemplazado por el
brazo de un barman agitando una coctelera, las "hormigas en la mano"
señalan que el héroe se siente agitado por un deseo irreprimible, etc.
La famosa escena del aparejo barroco con su carga de asnos podridos y
los hermanos maristas podría sugerir el peso de la educación burguesa,
que obstaculiza la liberación de los instintos. En cuanto al ojo cortado
del comienzo, más allá de su evidente simbolismo sexual, da por
sobreentendido que en adelante debemos ver el cine con otra mirada,
renunciando a todo conformismo.
Buñuel tendrá la
oportunidad de hilar más fino en La edad de oro (1930). Por el momento,
se contenta con arremeter contra "la turba imbécil (que) ha encontrado
bello o poético aquello que, en el fondo, no es más que un desesperado
llamado a la muerte".
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