martes, 13 de agosto de 2013

DIRECTORES: Federico Fellini

Un decorado de estudio para los fantasmas de un mago
Rimini 1920 - Roma 1993

Hombre de espectáculo, extraordinario inventor de formas, visionario capaz de captar la dimensión fantástica de la existencia, Fellini, bajo su traje de mago, contempla el crepúsculo de nuestra civilización. En su obra, ante la angustia del presente, el retorno a las orillas serenas de la infancia, del recuerdo, de lo imaginario, constituye una tentativa desesperada para escapar a la vejez y a la muerte. 

En un principio atraído por el periodismo -sueña con convertirse en un gran reportero- Fellini, tras una infancia y una adolescencia transcurridas en un entorno pequeño burgués, abandona su Romaña natal para trasladarse a Florencia, y después a Roma, adonde llega en primavera de 1939. Consigue un contrato en un semanario de carácter satírico, el Marc'Aurelio, en el que colabora hasta 1942 escribiendo numerosos artículos y dibujando viñetas. Este talento como caricaturista sigue vivo a lo largo de su existencia. En el ambiente periodístico Fellini entra en contacto con el cine: participa con la redacción del Marc'Aurelio en la creación de gags para las películas de Macario. 

En aquella época, la amistad con Aldo Fabrizi resulta decisiva: el popular actor romano hace que Fellini participe en los guiones de Avanti c'è posto (1942) y Campo de'fiori (1943) de Mario Bonnard, y de Vive... si te dejan (1943) de Mario Mattoli. El futuro cineasta también conoce a Rossellini y paralelamente escribe textos para programas radiofónicos: una de sus intérpretes es Giulietta Masina, con la que se casará en 1943. Tras la liberación, Rossellini le invita a colaborar en el guión de Roma, ciudad abierta, junto con Sergio Amidei. Al año siguiente, Fellini es el asistente del cineasta para Paisà. Esta colaboración resulta fundamental, ya que permite tomar consciencia al joven autor de que el cine puede alcanzar la misma personalización de la expresión que la literatura o la pintura. Fellini escribe guiones para Germi y Lattuada. Es con este último con el que efectúa su paso a la dirección: en 1950 los dos hombres correalizan Luci del varietà. Ya en esta primera película, Fellini lleva a la pantalla un mundo de reminiscencias autobiográficas vividas o soñadas que constituirá uno de los filones más ricos de toda su obra futura. Después de El jeque blanco (1951), una disgresión enternecida sobre el mundo de los realizadores de fotonovelas; Los inútiles (1953) impone definitivamente el universo feliniano. Edificado sobre los recuerdos de una adolescencia provinciana, la película posa una mirada nostálgica y glacial sobre un grupo de gente joven ahogada por su mediocridad. Tras su colaboración en la película de sketchs concebida por Zavattini, L'amore in città (1953), Fellini encuentra definitivamente el éxito con La strada (1954), Almas sin conciencia (1955) y Las noches de Cabiria (1957). De la pobre chica arrastrada por las carreteras por un saltimbanqui brutal a la prostitura cándida vergonzosamente estafada por un hombre que sólo persiguía su dinero, pasando por el estafador envejecido que muere abandonado por sus cómplices, logra dibujar el universo de la desesperación humana, una desesperación sin salida aunque imbuida de esperanza cristiana, frecuentemente presentada bajo el aspecto de la gracia que, de forma imprevista, golpea a los corazones más endurecidos.

Giulietta Masina y Federico Fellini

En 1959, la fama de Fellini se acrecienta todavía más con el enorme éxito de La dolce vita (Palma de Oro en el Festival de Cannes). A través del personaje interpretado por Marcelo Mastroianni -claramente asociado al doble del cineasta-, Fellini acomente una radiografía de la sociedad romana puesta al desnudo en sus aspectos más oscuros. La amargura del discurso tan sólo se ve atemperada por el rostro angelical de la criada -el equivalente del niño ferroviario de Los inútiles- que trata en vano de llamar a Marcello. La película provoca un escándalo durante su exhibición y es acusada de blasfema. Tras el intermedio del sketch para Bocaccio 70 (1961), que le permite a Fellini ajustar cuentas con el moralismo biempensante, Fellini, ocho y medio (1962) desarrolla nuevas variantes sobre el doble feliniano (siempre interpretado por Mastroianni): el autor libera sin pudor sus angustias y sus incertudumbres como creador, sus fantasmas de Edipo, su soledad y sus frustraciones sexuales (la relación que mantiene con las mujeres es a un tiempo bulímica e impregnada de culpabilidad). como en sus películas anteriores, la pureza es inaccesible y adopta los rasgos evanescentes de Claudia Cardinale, vestida de blanco.

Fellini atraviesa entonces un periodo de incertidumbre estilística y temática. Giulietta de los espíritus (1965) consiste en un inventario un tanto artificial de los sueños y de las pesadillas de un personaje femenino que alberga los propios temores del autor. El sketch Toby Dammit de Histoires extraordinaires (1968) es un ejercicio brillante inspirado en un cuento de Poe. Block notes di un regista (1968) es una obra menor rodada para la televisión. Fellini orienta entonces su trabajo hacia un tema menos personal. Dirige Satiricón (1969) una película sobre la antigüedad decadente vista como el reflejo exacerbado de la decandencia contemporánea. Fellini prosigue con una serie de filmes marcados por las experiencias personales (Los clowns, 1970; Roma, 1971; Amacord, 1973) antes de ofrecer una interpretación insólita del personaje de Casanova en El Casanova de Fellini (1976) y de manejar la alegoría con Ensayo de orquesta (1979). La ciudad de las mujeres (1979) atraca en las orillas de un continente cada vez más indescifrable: escapando del harén, la mujer conquista su autonomía lejos de las normas de la virginidad, la maternidad, la prostitución. Y la nave va (1983) retoma, en cierto sentido, la temática del Satiricón y de El Casanova de Fellini. Al escenificar una extraña ceremonia fúnebre, Fellini evoca el final de un mundo que se disuelve en visiones fulgurantes. Con Ginger y Fred (1985), en donde vuelve a dirigir a Giulietta Masina y a Marcello Mastroianni, el cineasta lanza un panfleto barroco contra la televisión, mientras que Intervista (1987) es una digresión ligera que utiliza el pretexto de una entrevista al cineasta. En cuanto a La voz de la Luna (1990), se trata de una última exaltación del artista convertido en un pierrot lunar capaz de escapar a las infamias de la existencia.

FILMOGRAFÍA
1950 - Luces de Varieté (Luci del varietà), co. Alberto Lattuada
1951 - El jeque blanco (Lo sceicco bianco)
1953 - Los inútiles (I Vitelloni)
1954 - La Strada
1955 - Almas sin conciencia (Li bidone)
1957 - Las noches de Cabiria (Le notti di Cabiria)
1959 - La dolce vita
1961 - Bocaccio 70, col. De Sica, Monicelli, Visconti
1962 - Fellini, ocho y medio
1963 - Ocho y medio (Otto e mezzo)
1965 - Julieta de los espíritus (Giulietta degli spiriti)
1968 - Histoires extraordinaires, ep. Toby Dammit, co. Louis Malle
1969 - Satiricón (Satyricon)
1970 - Los Clowns (TV)
1971 - Roma
1973 - Amarcord (mis recuerdos)
1976 - Casanova (Il Casanova di Federico Fellini)
1979 - Ensayo de orquesta (Prova d'orchestra)
1979 - La ciudad de las mujeres (La citta delle donne)
1983 - Y la nave va (E la nave va)
1985 - Ginger y Fred
1987 - Entrevista (Intervista)
1990 - La voz de la luna (La voce della luna)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...