domingo, 25 de agosto de 2013

LOS SETENTA - El golpe


TÍTULO ORIGINAL: The Sting
AÑO: 1973
DURACIÓN: 129 minutos
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: George Roy Hill
GUIÓN: David S. Ward
PRODUCCIÓN: TomBill, Michael y Julia Phillips para la Zanuck/Brown Productions y Universal
FOTOGRAFÍA: Robert Surtees
MONTAJE: William Reynolds
DIRECCIÓN ARTÍSTICA: Henry Bumstead
MÚSICA: Scott Joplin
INTÉRPRETES: Paul Newman (Henry Gondorff), Robert Redford (Johnny Hooker), Robert Shaw (Doyle Lonnegan), Charles Durning (Teniente William Snyder), Ray Walston (J.J. Singleton), Eileen Brennan (Billie), Harold Gould (Kid Twist)
GÉNERO: intriga / comedia / drama // crimen / juego / años 30 / mafia / robos y atracos




ARGUMENTO

Joliet, Illinois, septiembre de 1936. Johnny Hooker es un timador callejero que un mal día tiene la pésima suerte de embaucar a uno de los hombres de Lonnegan, el mafioso controlador de los mejores bajos fondos de Chicago, y muy bien relacionado con la policía. Localizado y perseguido por los hombres de Lonnegan, Johnny ve cómo acaban con la vida de su compinche anciano de color, el entrañable Luther. A partir de entonces, Johnny comienza una cruzada de venganza "blanca" contra quien ordenó su muerte. Lejos de querer matarlo, su pretensión es arruinarlo económicamente, pero para ello requiere al maestro del timo, temporalmente retirado, Henry Gondorff. Juntos comienzan esa aventura hasta conseguirlo, gracias a una falsa e ilegal central de apuestas de carreras de caballos. Realizada la hazaña y fingiendo sus muertes para la mafia y la policía, ambos abandonan la ciudad y continúan su rumbo hacia nuevas aventuras como timadores.



COMENTARIO

Aunque llega al principio de la década, es un film muy alejado de las corrientes del momento. El año 1973 es el mismo de producciones tan dispares como Amarcord (Federico Fellini), El dormilón (Woody Allen), El espíritu de la colmena (Víctor Erice) y American Graffiti (George Lucas), títulos que señalan una etapa de transición del cine universal donde la heterogeneidad de estilos y desarrollos de escuelas está dando paso al nacimiento de una nueva generación en el cine americano. En ese ambiente, El golpe puede ser considerado, sencillamente, cine clásico, sin pretensiones de autor. Dentro de la obra audiovisual de su director, George Roy Hill, supone un punto de prolongación del éxito anterior de Dos hombres y un destino (Butch Cassidy and the Sundance Kid, 1969), que ya reunió como pareja bajo sus órdenes a Paul Newman y Robert Redford. Roy Hill, que comenzó como realizador de televisión, no ha sido un director de grandes éxitos, pero puede ser catalogado como un cineasta de género, contando con piezas fílmicas discretas como Hawaii (1966), El carnaval de las águilas (1975) y la adaptación de la novela de John Le Carré La chica del tambor (1984).

Situada en los años treinta, uno de los valores notables de la cinta es la ambientación. Con algunos exteriores en Chicago, la mayoría ha sido rodada en los estudios de la Universal y diversos hoteles en Los Ángeles, lo que aporta una ilusión de película clásica de la década de los cuarenta muy parecida al propio género negro de esos años, a pesar de ser una producción de los años setenta. Todos los decorados (trenes, salones, calles, bancos, locales de alterne y apuestas) son recreados con exactitud tal como lo hubiera hecho el propio cine de los años treinta o cuarenta. La iluminación y la fotografía redundan en un dominio de los tonos terrosos y amarillos, que ayudan a la representación no saturada de colores del cine de los años setenta. El homenaje a este tipo de género cinematográfico, pasado por el filtro de la comedia, se completa con otro tributo, el que se realiza del cine mudo. Las imágenes fijas dibujadas y rotuladas con títulos que separan las diversas partes son ejemplo de ello, como también la banda sonora o las cortinillas que se usan con relativa profusión para separar secuencias, incluida la del final, con un efecto de iris de cierre. Esos recursos de separación ayudan a construir una falsa estructura episódica que va titulando cada nueva fase del desarrollo de la trama sin necesidad de narrador que ayude al espectador a saber en qué momento del gran timo se encuentra. Estos pequeños adornos narrativos y visuales no enturbian una realización de limpieza clásica, invisible, donde todo encaja en su lugar. De igual modo, la distribución de los acontecimientos que puntúan la historia la convierte en un medido ejercicio de tiempo, con un ritmo equilibrado donde ninguna acción se excede en su desarrollo, alcanzando así un tiempo justo que no permite al espectador ni el aburrimiento ni el estrés en la recepción.

Hay que sumar a ello la interpretación de un cuadro de actores que está encabezado por Paul Newman y un joven Robert Redford (con muchos más años que su propio personaje) en uno de sus trabajos juntos más memorables. Ambos ya habían figurado como pareja con el mismo director en Dos hombres y un destino, y volverán a hacerlo después, aunque por separado. Igualmente adquiere gran valor en el film la presencia de secundarios clásicos del cine norteamericano que refuerzan y consolidan un trabajo actoral impecable. Algunas de las secuencias de esta producción son ya consideradas imprescindibles de la historia del cine, como es la tramposa partida de póker en el tren entre Paul Newman y Robert Shaw. Lo mismo sucede con la banda sonora. El ragtime del compositor y pianista norteamericano Scott Joplin, adaptado por Marvin Hamlisch, ha sido usado con posterioridad para reportajes sobre cine o como cabecera de programas cinematográficos, y es reconocido como banda sonora de este film por el gran público como una pieza clásica, a pesar de cierto anacronismo respecto a la época en la que se desarrolla la trama; no en vano su adaptador es un experto compositor de bandas sonoras, como las de Tal cómo éramos (Sydney Pollack, 1973), La espía que me amó (Lewis Gilbert, 1977) y La decisión de Sophie (Alan J. Pakula, 1982).

Con posterioridad, El golpe se ha convertido en una película de culto, pero ya en el momento de su estreno contó con el apoyo de la crítica y, sobre todo, del público. La propia profesión la premió múltiples veces, siendo destacables los siete Oscar conseguidos en 1974, más otras tres nominaciones, entre ellas la de mejor dirección. Su posición de estreno entre El Padrino (1972) y El Padrino II (1974) supuso un buen enclave para captar la atención del público.

→ Otra película de Roy Hill que se recuerda por una parte de su banda sonora es la ya mencionada Dos hombres y un destino. La buena elección del director con respecto a sus compositores lo lleva a canciones como Raindrops Keep Falling on My Head, compuesta por Burt Bacharach (compositor para The Beatles, The Carpenters y Barbra Streisand, entre otros), con letra de Hal David, ganadora de un Oscar. Los pistoleros y asaltantes de Wyoming, que son Paul Newman y Robert Redford en esta película, han generado biografías recomendables para leer, como las de Shawn Levy, Paul Newman: la biografía, Barcelona, Lumen, 2009, y Luis Miguel Carmona, Robert Redford. El chico de oro, Madrid, T&B, 2009.

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