martes, 10 de septiembre de 2013

LOS SETENTA - Cuando el destino nos alcance

TÍTULO ORIGINAL: Soylent Green
AÑO: 1974
DURACIÓN: 97 minutos
PAÍS: Estados Unidos
DIRECTOR: Richard Fleischer
GUIÓN: Stanley R. Greenberg, según la novela Hagan sitio, hagan sitio, de Harry Harrison
PRODUCCIÓN: Walter Seltzer
y Russell Thacher para la MGM
FOTOGRAFÍA: Richard H. Kline
MONTAJE: Samuel E. Beetley
DIRECCIÓN ARTÍSTICA: Edward C. Carfagno
MÚSICA: Fred Myrow
INTÉRPRETES: Charlton Heston (detective Thorn), Leigh Taylor-Young (Shirl), Chuck Connors (Tab Fielding), Joseph Cotten (William R. Simonson), Brock Peters (jefe Hatcher), Paula Kelly (Martha), Edward G. Robinson (Sol Roth), Stephen Young (Gilbert), Mike Henry (Kulozik), Lincoln Kilpatrick (el sacerdote), Roy Jenson (Donovan), Whit Bissell (gobernador Santini)
GÉNERO: ciencia ficción / thriller // thriller futurista


ARGUMENTO

Año 2022. La superpoblación y la contaminación han convertido a Nueva York en un lugar muy poco recomendable, donde la pobreza, la corrupción y la falta de alimentos están a la orden del día. En medio de la caótica ciudad, el agente Thorn investiga el asesinato de un hombre rico e influyente llamado William R. Simonson. Ayudado por su fiel y viejo amigo Sol, el policía irá descubriendo que en el crimen están involucradas las más altas esferas del Gobierno. Durante su investigación, Thorn iniciará una relación con Shirl, la chica de compañía de Simonson, y perderá a su mejor amigo, que, derrumbado por las terribles averiguaciones sobre el entramado oculto tras el asesinato que investiga junto a su amigo y harto de la terrible sociedad donde vive, decidirá acudir a El Hogar, un lugar donde se ayuda a quien quiera morir de la manera más apacible posible. Destrozado por la muerte de su colega, Thorn intentará hacer público el gran secreto que las autoridades quieren ocultar y la razón por la que se asesinó a Simonson: el Soylent Green está fabricado con carne humana.



COMENTARIO

Richard Fleischer, prestigioso artesano que despuntó en los cuarenta y primeros cincuenta con películas de serie B como Asalto al coche blindado (Armored Car Robbery, 1950) y Testigo accidental (The Narrow Margin, 1952), se encontraba ya en el inicio del ocaso de su carrera cuando dirigió este film, quizá su última película realmente interesante. Ya hacía mucho que había dejado las producciones de bajo presupuesto para abordar filmes del calibre de 20.000 leguas de viaje submarino (1954), Los vikingos (1958), Viaje alucinante (1966) y El estrangulador de Boston (1968), entre otros. Tras Cuando el destino nos alcance, Fleischer prosiguió su carrera con desiguales méritos artísticos y comerciales. De este último periodo cabe destacar cintas como El cantor de Jazz (1980), Conan, el destructor (1984) y El guerrero rojo (Red Sonja, 1985). El film es también un título importante dentro de la carrera de Charlton Heston, el protagonista de la cinta. El intérprete, uno de los pocos actores clásicos que todavía mantenía su estatus de estrella en los setenta, finalizaba con este largometraje de Fleischer una particular trilogía caracterizada porla combinación de película catastrofista y elementos fantásticos. Este peculiar trío de largometrajes comenzó con El planeta de los simios (Planet of The Apes, 1968), prosiguió con El último hombre... vivo (The Omega Man, 1971) y finalizaría con Cuando el destino nos alcance.

Mezcla de cine negro y distopía, la película combina con relativo acierto la acción con buenas dosis de mensaje ecologista y crítica social. Pone desde el principio las cartas encima de la mesa: el montaje fotográfico de los títulos de crédito iniciales comienza con unas imágnes aparentemente optimistas de los primeros tiempos de la Revolución Industrial para ir mostrándonos la masificación y los desastres ecológicos que ha provocado la sociedad moderna. Poco después, un rótulo nos informa sobre una ciudad de Nueva York de más de cuarenta millones de habitantes donde falta la comida, mientras que una voz recuerda el horario del toque de queda.

A la vez, el largometraje nos ofrece una historia de cine negro, donde la investigación de un asesinato es casi un pretexto para mostrarnos un mundo corrompido donde hasta el policía protagonista trafica con los objetos de la víctima del crimen que investiga. Sin embargo, pese a la suciedad que lo invade todo, algo parece quedar intacto: la amistad entre el detective Thorn y el anciano Sol Roth, dos personajes interpretados por unos espléndidos Charlton Heston y Edgard G. Robinson. La serie de miradas cómplices y medias sonrisas nos descubren que, entre tanta degradación, exite un sentimiento verdaderamente hermoso entre estos dos hombres heterosexuales. Solo hay que verles compartir una buena comida con productos frescos, algo poco corriente en una sociedad donde escasean los alimentos y los pocos que se encuentran están tratados de la manera más insípida posible. Fleischer y su guionista Stanley T. Greenberg aprovechan este momento para introducir un mensaje sencillo y muy directo: que debemos cuidar nuestro entorno para poder seguir disfrutando de la vida tal y como la conocemos.

En medio de estos apuntes básicos y certeros sobre nuestro futuro, la trama policiaca queda un tanto mermada. La resolución del asesinato del empresario relacionado con los fabricantes de Soylent Green carece del clímax necesario para ser verdaderamente apasionante. Tampoco resulta emocionante la historia de amor entre el protagonista y Shirl, una chica de compañía en una sociedad que trata a estas mujeres como simple mobiliario. No obstante, el director consigue transmitirnos el clima irrespirable y sucio de esta sociedad donde la gente se amontona en las calles y el aire parece cargado de polución. El realizador se muestra igualmente acertado en los momentos que Edgard G. Robinson, a punto de morir en El Hogar, observa un montaje con imágenes de la flora y la fauna perdidas. La secuencia sirve para que el espectador reflexione sobre la grandeza de un mundo, el nuestro, que puede peligrar si no hacemos algo para salvarlo.

Como se puede ver, tras su fachada de ciencia ficción, Cuando el destino nos alcance resulta más una película social que un film fantástico. De hecho, si nos damos cuenta, los decorados y los vestidos son meras prolongaciones de las modas de los setenta. No hay ordenadores sofisticados ni vehículos maravillosos. Quizá la intención del director y su guionista es mostrarnos que ese mundo desolado que aparece en el largometraje está mas cerca de lo que creemos. Pese a ciertos desencuentros con Harry Harrison, el autor de la novela original en la que se inspira el film, la prestigiosa Hagan sitio, hagan sitio (Make room!, make room!), el largometraje fue generalmente bien recibido por los fans del fantástico. Richard Fleischer consiguió, entre otros galardones, El Premio Especial del Jurado en el Festival de Avoriaz, y el guión del film ganó el premio Nébula de la Asociación de Escritores de Ciencia ficción y Fantasía de América.

 Cuando el destino nos alcance ha dejado su huella en la cultura popular. En una serie de dibujos animados como Futurama, ambientada en el futuro, se hace referencia a la película a través de los productos Soylent. En otra serie creada por Matt Groening, Los Simpsons, también se hace mención a la película en varios episodios. Las famosas galletas de origen humano también aparecen nombradas en el videojuego Xenogears.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...