lunes, 4 de noviembre de 2013

LOS SETENTA - Saló o los 120 días de Sodoma

TÍTULO ORIGINAL: Salò o le 120 giornate di Sodoma
AÑO: 1975
DURACIÓN: 116 minutos
PAÍS: Italia (y Francia)
DIRECTOR: Pier Paolo Pasolini
GUIÓN: Pier Paolo Pasolini
con la colaboración de Sergio Citti
PRODUCCIÓN: Alberto Grimaldi para
Produzioni Europee Associati
y Les Productions Artistes Associés
FOTOGRAFÍA: Tonino Delli Colli
MONTAJE: Nino Baraglio
DIRECCIÓN ARTÍSTICA: Dante Ferreti
MÚSICA: Ennio Morricone
INTÉRPRETES: Paolo Bonacelli (el duque), Giorgio Cataldi (monseñor), Umberto Paolo Quintavalle (el magistrado), Aldo Valletti (el presidente), Caterina Boratto (Sra. Castelli), Elsa de Giorgi (Sra. Maggi), Hélène Surgère (Sra. Vaccari), Sonia Saviange (la pianista)
GÉNERO: drama // años 40 / erótico / esclavitud / homosexualidad / película de culto


ARGUMENTO

Hacia finales de 1944, en el norte de Italia, a orillas del lago Garda, en una zona nazifascista (la República Social Italiana o República de Saló), cuatro individuos que se hacen llamar excelencia (un juez), duque (un noble), presidente (un político) y monseñor (un obispo) contratan a tres madamas para que con sus relatos sobre diversas prácticas sexuales exciten sus deseos de ponerlas en ejecución. Con la ayuda de un grupo de milicianos y la cooperación de los nazis, utilizan como víctimas de sus sevicias a un numeroso grupo de muchachos de ambos sexos que han secuestrado o detenido.
  1. La antesala del infierno. Captura y selección de muchachos y chicas como si fueran animales. "Daos por muertos, estáis a nuestra disposición".
  2. Círculo de los caprichos. La Sra. Vaccari cuenta sus primeras experiencias con un profesor pederasta. Luego, se van realizando con los jóvenes y entre ellos diversas variantes sexuales: sodomía, violación, felación, desfloración, voyeurismo, boda fingida, micción, etc.
  3. Círculo de la mierda. La Sra. Maggi habla de la excelencia de la coprofagia y la coprofilia. Se organiza una recogida de excrementos y un posterior festín con ellos. Los que se niegan son muertos, al igual que quienes son sorprendidos practicando sexo al margen de los dictados de los cuatro.
  4. Círculo de la sangre. La Sra. Castelli encomia el sadismo y las prácticas asociadas. Tres de los libertinos se visten de mujeres para celebrar una boda sacrílega que oficia el monseñor. En el patio se tortura salvajemente y se asesina a varios jóvenes sin piedad ninguna en busca de excitación y sensaciones. Los cuatro las realizan y/o las contemplan.



COMENTARIO

Última película de Pier Paolo Pasolini, que murió asesinado en una playa romana poco después de terminarla, víctima de un crimen nunca bien esclarecido. El film se estrenó mundialmente tras su muerte y se convirtió así en su testamento involuntario. Saló es, sin duda, una obra excepcional no solo por este motivo sino por su contenido y planteamiento. Supone un antes y un después en la presentación en la pantalla comercial (fuera de los circuitos X) de una serie de prácticas sexuales que podríamos clasificar de aberrantes y profundamente lesivas para quienes las ejecutan y son víctimas de ellas, pues supone en la mayoría de los casos un gravísimo atentado a la dignidad de las personas implicadas, a las que se reduce a la condición de meros objetos al servicio de la obtención de una satisfacción o placer del ejecutor o los testigos.

El propósito de Pasolini era claro: mostrar el abismo de abyección en el que caen todas las formas de poder absoluto, lo que suele denominarse totalitarismo, fascismo o dictaduras en términos politicos y que recibe, en el plano individual, una larga serie de nombres bajo el calificativo común de sexo forzado o inducido. Lo polémico de Saló es que para llegar a esta conclusión Pasolini ha escenificado y filmado la realización de estas prácticas en toda su crudeza convirtiéndonos también a nosotros en espectadores de este despliegue verdaderamente infernal que provoca asco, repugnancia y náusea, hasta el punto de que es frecuente que algunos abandonen la sala cuando ven el film por primera vez al considerar intolerables sus imágenes y situaciones.

¿Era necesario ser tan explícito? Los horrores de los campos de concentración, las prisiones, los centros de detención e interrogatorio, las torturas físicas y morales, los abusos de todo tipo aparecen muy a menudo en los medios audiovisuales porque lo morboso atrae y repele a un tiempo. Pero esta concentración de escenas, lo prolijo de algunas de ellas y el adobo de los relatos orales de las madamas con el acompañamiento de la pianista de un repertorio muy variado, las pinturas y obras de arte que "visten" el lugar de semejantes infamias (muy vinculadas, sobre todo, a las vanguardias de los años 20 y 30 del pasado siglo) componen una escenografía vacua y grandilocuente cuya intencionalidad resulta palmaria casi desde el comienzo. Se trata de poner en el mismo plano a estos cuatro "artistas" del propio placer (a costa de los demás) con el arte burgués del capitalismo avanzado. Habría, pues, que criticar la redundancia, lo complaciente y prolijo de algunas escenas y lo brutal de la argumentación. Pasolini, como guionista y director, acaba siendo tan totalitario con el espectador como lo es el cuarteto protagonista con sus víctimas. El artista por serlo no tiene bula. Se extralimita, lo mismo que los personajes que él mismo censura.

Con el paso del tiempo se aprecia más claramente en qué medida el film es deudor de su época. La izquierda europea había estado celebrando en esos años los funerales de la burguesía y se había hartado de verter las tintas más negras sobre los estamentos que habían posibilitado las atrocidades de los fascismos, olvidando por completo que en los regímenes comunistas del Este el totalitarismo había dado frutos tan amargos o peores. Y si no, recordemos a personajes tan sanguinarios y déspotas como Stalin o Mao.

Los mimbres del cesto pasoliniano son muy endebles. ¡Qué simple recurso el de los cuatro representantes del Derecho, la Política, el Dinero y la Religión! ¡Qué didáctico que el pueblo sencillo acabe apuntándose a los juegos de sus amos y que pueda ser más cruel que ellos! ¡Qué profesoral citar las fuentes y cobijarse bajo el paraguas de autoridades como Barthes, Sartre, Sade, etc.! Al final, Saló resulta vomitivo, no tanto por lo que muestra y denuncia como porque detrás de este feroz espectáculo subyace un nihilismo terrible y desesperado, una desconfianza total sobre la condición humana, a la que se ve capaz de las peores atrocidades, una neta repulsa de cuanto el hombre ha podido alcanzar como ser social. El encausado en este juicio riguroso ¿es el fascismo o el ser humano? Al principio del film se dice textualmente: "Todo es bueno cuando es excesivo". Esta sentencia explica perfectamente el planteamisento y realización de Saló por parte de Pasolini. Solo que la frase es ingeniosa, pero falsa. Y la prueba es esta misma película, no precisamente la mejor de un poeta y escritor metido a cineasta al que le gustaba no poco ser el centro de atención.

  Se ha tratado la asociación de fascismo, nacismo y totalitarismo al comentar Portero de noche. Dentro de la obra de Pasolini, el film más cercano a este es Pocilga (Porcile, 1969). Sobre aberraciones del poder omnímodo, hay semejanzas con Fellini Satiricón (Federico Fellini, 1969), Calígula (Tinto Brass, 1979), y todo el cine sobre los campos de concentración y exterminio. Aludamos al respecto tan solo a Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979) y La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993) como ejemplo de abusos cometidos por personajes megalómanos. El siguiente paso en la escalada de filmes que presentan salvajes y horrendas fechorías se dio en las llamadas snuff movies, es decir, aquellas películas que contienen torturas y asesinatos de personas reales, no trucados ni fingidos. La película argentina Snuff (sin director ni guionista acreditados, 1976) fue un "montaje" aunque alardeara de contener imágenes de este tipo. En Hardcore, un mundo oculto (Paul Schrader, 1979) se aludía a este tipo de cintas. Tanto en Tesis (1996) de Alejandro Amenábar como en Asesinato en 8mm (Joel Schumacher, 1999) se investigaba si era o no real lo que se presentaba como auténtico en un vídeo. Los informativos de diversos canales televisivos han difundido numerosos testimonios auténticos de ejecuciones (la de Saddam Husein) y de rehenes sacrificados ante la cámara.

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