domingo, 29 de diciembre de 2013

LOS SETENTA - La naranja mecánica

TÍTULO ORIGINAL: A Clockwork Orange
AÑO: 1971
DURACIÓN: 136 minutos
PAÍS: Reino Unido (y Estados Unidos)
DIRECTOR: Stanley Kubrick
GUIÓN: Stanley Kubrick, basado en la novela homónima de Anthony Burgess
PRODUCCIÓN: Stanley Kubrick para
la Warner Bros y Hawk Films
FOTOGRAFÍA: John Alcott (Warnercolor)
MONTAJE: Bill Butler
MÚSICA: Wendy Carlos, Erika Eigen
INTÉRPRETES:Malcolm McDowell (Alex), Warren Clarke (Dim), James Marcus (Georgie), Michael Tarn (Pete), Philip Stone (padre), Sheila Raynor (madre), Michael Bates (jefe de la prisión), Godfrey Quigley (capellán de la prisión), Miriam Karlin (señora de los gatos), Clive Francis (el arrendatario), Patrick Magee (Frank Alexander), Adrienne Corri (señora Alexander)
GÉNERO: ciencia ficción / drama // crimen / thriller psicológico / película de culto



ARGUMENTO

Alex es el joven jefe de una extravagante banda de delincuentes callejeros. Él y sus tres "drugos" preparan la noche en un bar donde solo se bebe leche (aderezada con alguna que otra sustancia). Ya en la calle, en un lugar incierto en un tiempo futuro indefinido, estos clasistas y violentos muchachos estrenan sus sesiones violentas de diversión propinando una paliza a un mendigo. La hazaña de esa noche de otro grupo de pandilleros es la violación de una chica en el escenario de un casino abandonado, ocasión que aprovechan las dos bandas  para pelearse entre sí. Conducción temeraria para continuar la noche y ataque a un matrimonio en su casa, con violación de la mujer, son las siguientes acciones nocturas. Tomando una última copa de nuevo en el mismo bar, se descubre la pasión de Alex por la Novena sinfonía de Beethoven, música que suele oír para descansar. Despreciado por sus compañeros de banda, una noche intentan el atraco de la mansión de la señora de los gatos, a la que Alex mata. Agredido a su vez por los compañeros, la policía lo detiene y, tras ser apaleado, ingresa en la cárcel. 

Allí se dedica a la lectura, y su buen comportamiento y su acercamiento al capellán de la prisión lo llevan a solicitar voluntariamente sometere al método Ludovico de modificación de la conducta. Quiere ser bueno y se arriesga al peligro que supone este tratamiento fuera de la cárcel. En el centro Ludovico, con camisa de fuerza, le obligan a ver películas con escenas violentas hasta que consigue asociar dolor y malestar personales con violencia física y agresión sexual. Tras el éxito del tratamiento vuelve a su casa como un joven educado, pero no puede quedarse allí por el rechazo de sus padres. En su deambular tropieza con dos de sus antiguos "drugos", ahora policías, que le dan una paliza. Buscando ayuda, termina en la primera casa que atracaron. El marido, que sobrevivió al ataque aunque en silla de ruedas, le prepara la venganza de provocarle exasperación a través de la música de Beethoven, que ahora no soporta, hasta conseguir un intento de suicidio arrojándose al vacío por una ventana.

Ya en el hospital, es visitado por el ministro, acusado de poner en práctica métodos de tortura, con quien se hace fotos de conveniencia para la prensa, momento en que, al sentirse protagonista, recupera su instinto natural tendente a la violencia, demostrando la ineficacia del tratamiento.



COMENTARIO

Adaptación de una novela de 1962 sobre la que se han producido múltiples alteraciones de personajes y sucesos. El fondo temático del film muestra una crítica del conductismo como método de terapia que propone asociar al malestar físico el comportamiento violento, idea procedente ya de la novela. Para conseguir ese efecto más reforzado aún, Stanley Kubrick no incorpora el últmo capítulo del relato, donde el joven se reinserta y reconduce su comportamiento, tal como se publicó en la edición estadounidense. La rareza de los personajes no resulta extraña en la filmografía de Kubrick, quien llega a La naranja mecánica tras década y media de trabajo como cineasta, con películas inquietantes e incluso incómodas para el espectador y la crítica. No solo aborda temas perturbadores; lo hace también con una especial forma de visualizar y de ofrecer una mirada insólita en muchos casos, decidido y atrevido probador de todos los recursos innovadores que las nuevas tecnologías ponen al alcance del realizador de cine.

Año bélico y violento donde los haya, junto a Johnny cogió su fusil (Dalton Trumbo) o Perros de paja (Sam Peckimpah), La naranja mecánica puede engañar a primera vista. El primer plano muestra ya la rareza de la vestimenta del personaje principal y sus compañeros: con la pestaña postiza y el bombín, vestido de blanco, con tirantes, botas militares y suspensorio, la caracterización de los personajes es, sin duda, una de las bazas fuertes del film, secundada además por una interpretación actoral que convierte a Alex, a su tutor del correcional o a sus propios padres, además de a los "drugos", en seres de ficción muy cercanos a la máscara cínica, personajes histriónicos y ridículos, con su jerga extraña.

La excusa de la localización de la historia en un momento del futuro da la oportunidad al realizador de hacer de la puesta en escena igualmente otra de las cartas de identidad de la cinta. La extrañeza se produce en la alternancia de lugares post-holocausto, sucios, desvencijados, con interiores de decorados psicodélicos capaces de alternar colorido con monocromatismo o modernidad popartística con máquinas de escribir antiguas. La crítica ha incidido siempre en lo experimental de este trabajo de Kubrick, no obstante hay que hacer notar que las ralentizaciones y acelerados de la imagen y el juego del tiempo narrativo que ello supone, no son elementos suficientes para hablar de esperimentación o técnica de videoclip.

La realización de la película, de hecho, no es especialmente llamativa; no sucede así con todo lo relacionado con la puesta en escena. Se trata de un film rompedor en cuanto a estética, destacando sobre todo la fotografía, que realza elementos del decorado ya de por sí llamativos: el pene de adorno de la casa de la señora de los gatos, con el que es asesinada, las humillantes mesas-mujer del milk-bar, la decoración feliz de la cocina de la casa de Alex. A pesar de lo llamativo de todos estos elementos, el mensaje de fondo no se pierde, muy al contrario. Las palabras del capellán de la cárcel, cuando asevera que es mejor ser malo por voluntad propia que no bueno sin convicción y por obligación, revelan esa crítica patente de la deshumanización del método Ludovico que se aplica al joven, y que es el correlato cinematográfico del conductismo. La bondad inducida es tan criticada como el cinismo evidente de los jóvenes, capaces de cantar Singing in the rain mientras violan y asesinan, pero también la del ministro al hacerse la foto de prensa con el chico a pesar de fomentar ese tipo de tratamientos, situando al mismo nivel la crueldad perversa de los jóvenes delincuentes con la de los poderes fácticos, cuyo momento extremo es el de la escena de la camisa de fuerza y los ojos forzados a mantenerse abiertos a través de un mecanismo de enganches metálicos. Desde el punto de vista narrativo resulta convincente la construcción del relato a partir de un narrador autodiegético, el propio Alex contando su historia como narrador consciente, puesto que se refiere a sí mismo en la pantalla como "vuestro narrador".

Las continuas referencias sexuales y de violencia no favorecieron que la película consiguiera premios en la Academia de Hollywood ni en los Globos de Oro, aunque sí fue nominada a ambos. Muy censurada, La naranja mecánica fue retirada de los cines en Inglaterra a partir de un momento tras su estreno después de unas sesenta semanas, a petición propia de Kubrick, tras una serie de actos violentos, e incluso algún homicidio, sobre los que se rumoreó que estaban relacionados con la historia que cuenta el film. Solo fue reestrenada tras la muerte del cineasta en el año 2000, ya considerada como una película de culto, a pesar de haber sido calificada X en Estados Unidos.

La audición de la banda sonora musical de la película al completo resulta muy recomendable, sobre todo para poder apreciar cómo esa música, de presencia continua y agobiante en el film, fuera de él, separada de las imágenes que acompaña, resulta mucho más inocente. Ademas de las piezas clásicas conocidas, cuenta con una de las primeras ocasiones de uso de la música sintética, obra del compositor Walter Carlos. Son muchas las referencias a La naranja mecánica en otros productos de las industrias culturales, en otras películas, en canciones o videojuegos. Puede visionarse el capítulo especial de noche de brujas de Los Simpsons, donde Bart va vestido como Alex, o el capítulo en el que el señor Burns emplea el método Ludovico en su versión maltrato de animales. Algunos videoclips que recurren a elementos de la película son los de las canciones The universal, de Blur (de alto nivel de intertextualidad, donde se recrean escenas y escenarios), o Welcome to the Jungle, de Guns N'Roses. 

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